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Las claves olvidadas de la dieta mediterránea

España es un país mundialmente conocido por sus costumbres alimentarias y la dieta mediterránea es un claro ejemplo de ello, lo que no significa necesariamente que todos los españoles la practiquemos. Como expertos en seguridad alimentaria, en Unika vamos a contarte cuáles son las características reales de la dieta mediterránea y las consecuencias positivas de llevarla a cabo.

Los nutricionistas de hoy en día coinciden en que nuestros hábitos se están alejando hoy en día de la dieta mediterránea, puesto que cada vez con más frecuencia consumimos más alimentos procesados industrialmente y alejados de sus propiedades originales.

Para volver a nuestros orígenes alimentarios se exige un mayor esfuerzo por parte de los productores alimentarios y el regreso a los mercados como centro preferente de la compra semanal, además de un compromiso personal por parte de los consumidores para cocinar en casa, olvidando el gusto por los precocinados.

Más allá de estos criterios, es necesario explicar cuáles son las características de la dieta mediterránea, sorprendentemente desconocidas para gran parte de los españoles, debido a nuestro alto ritmo de vida, el cual acaba dejando de lado nuestra seguridad alimentaria. En Unika te lo contamos en las siguientes líneas. ¡Presta atención!

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1. El equilibrio alimentario como principal característica

Si esta dieta ha alcanzado tanto prestigio mundial no es por casualidad, pues este estilo de alimentación se caracteriza por un equilibrio alimentario excepcional, fundamentado en la variedad de los alimentos nacionales.

La base de esta dieta se caracteriza por el consumo de frutas, cereales (pasta, pan y arroz), hortalizas, verduras y frutos secos. En menor medida, alimentos como el pescado, los lácteos y los huevos se convertirán en el mayor aporte de proteínas, mientras que las carnes, especialmente las rojas, se tomarán de forma esporádica. Por último se reduce a la mínima expresión, la ingestión de productos industriales, tales como la bollería, los snacks o los refrescos, entre otros.

De esta manera, el cuerpo se asegura un desarrollo saludable, gracias a la adecuada proporción entre hidratos de carbono, proteínas, minerales, vitaminas y lípidos.

2. El aceite de oliva, fundamental

Las grasas o lípidos son necesarias para proveer a nuestro cuerpo de una necesaria reserva de energía, siendo producto de muchos falsos mitos, pues el verdadero problema estaría en el exceso, así como en el consumo de aquellas de baja calidad.

Por ello, en una dieta mediterránea, el aceite de oliva, junto a huevos y lácteos, debe convertirse en el aporte fundamental de grasa en la mayoría de comidas, tanto en la base como de complemento.

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3. Apostar por el producto de cercanía

A veces nos olvidamos que para que la dieta mediterránea es así llamada gracias a la riqueza de nuestra tierra. Por ello, es de extrema importancia apostar por los productos de cercanía, frescos y adaptados a la temporada.

Solo de esta manera, estaremos consumiendo una auténtica dieta mediterránea, aprovechándonos de todos los beneficios que supone para nuestro bienestar.

En Unika, como expertos en seguridad alimentaria y análisis de alimentos apostamos por la dieta mediterránea. Sigue nuestros consejos y notarás enseguida su impacto positivo.

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